LA LUNA Y EL TORO.
Hace mucho, mucho tiempo, los seres humanos llegaron a la conclusión de que somos alguna clase de mecanismo destinado a transformar ciertas energías procedentes del cosmos, del Sol, de los planetas, etc.
Descubrieron entonces que esas energías se liberaban en el momento de morir, e iban directamente a alimentar a La Luna, que es un retoño de La Tierra, un retoño nonato, el verdadero nacimiento de La Luna, el momento en que se independizará de la Tierra, será cuando comience a girar por sí misma.
Entendieron entonces que las guerras son el mecanismo que utiliza la Naturaleza para producir grandes cantidades de esa energía cuando necesita alimentar a La Luna.
Con la intención de evitar las guerras, aquellas gentes llegaron a una conclusión, si sacrificaban animales, La Luna sería igualmente alimentada, y no haría falta que muriesen personas, efectivamente, los sacrificios de animales redujeron las guerras.
Este es el origen de la Tauromaquia, entre otras costumbres del mismo cariz, es decir, la muerte del toro evita la muerte de los hombres.
La costumbre de sacrificar animales (hecatombes, de Hécate, el nombre de la Luna en su aspecto negativo) se extendió por todas partes hasta alcanzar límites insospechados, y, aunque una parte de ese alimento iba a La Luna, en realidad había mucho más del necesario, y , mucho tiempo después comenzaron a alzarse voces contra esos sacrificios, hasta que un sabio de la época dió con una solución.
Como la Luna debía seguir siendo alimentada había que seguir produciendo la energía necesaria, y, para no tener que sacrificar animales, debían producirla los seres humanos, pero no con su muerte, sino por medio de sus esfuerzos voluntarios y sufrimiento consciente.
A esta finalidad dedicaron tres edificios en cada comunidad
En el primero, sólo entraban los hombres, y, mientras estaban allí, se sometían a un régimen de esfuerzos y sufrimiento, esto bastaba para producir la energía necesaria, y, no sólo las guerras se detuvieron, sino que la esperanza de vida se amplió considerablemente.
En el segundo edificio entraban las mujeres durante el período, de este modo no enredaban en las cosas de los hombres, y dedicaban todo su tiempo a visualizar todo lo deseable para sus futuros hijos, en absoluta calma y soledad y sin ningún otro pensamiento en mente.
El tercer edificio se reservaba para los del "sexo del medio", como era gente que no iba a procrear y su desarrollo interno estaba bloqueado, se les dejaba a su aire siempre que no estorbaran en la vida común y para eso disponían de ese edificio.
No cuesta mucho ver los monasterios y escuelas cristianas detrás de esta escena, pero también hay antecedentes en la cultura Hindú, en la Azteca, en Egipto, etc.
Y mientras este sistema de cosas estuvo funcionando, al menos en algunas épocas y en algunas zonas, todo fueron beneficios para todos.
De donde se sigue que la alternativa al esfuerzo consciente y el sacrificio voluntario, es el esfuerzo inconsciente y el sacrificio involuntario.
Hace mucho, mucho tiempo, los seres humanos llegaron a la conclusión de que somos alguna clase de mecanismo destinado a transformar ciertas energías procedentes del cosmos, del Sol, de los planetas, etc.
Descubrieron entonces que esas energías se liberaban en el momento de morir, e iban directamente a alimentar a La Luna, que es un retoño de La Tierra, un retoño nonato, el verdadero nacimiento de La Luna, el momento en que se independizará de la Tierra, será cuando comience a girar por sí misma.
Entendieron entonces que las guerras son el mecanismo que utiliza la Naturaleza para producir grandes cantidades de esa energía cuando necesita alimentar a La Luna.
Con la intención de evitar las guerras, aquellas gentes llegaron a una conclusión, si sacrificaban animales, La Luna sería igualmente alimentada, y no haría falta que muriesen personas, efectivamente, los sacrificios de animales redujeron las guerras.
Este es el origen de la Tauromaquia, entre otras costumbres del mismo cariz, es decir, la muerte del toro evita la muerte de los hombres.
La costumbre de sacrificar animales (hecatombes, de Hécate, el nombre de la Luna en su aspecto negativo) se extendió por todas partes hasta alcanzar límites insospechados, y, aunque una parte de ese alimento iba a La Luna, en realidad había mucho más del necesario, y , mucho tiempo después comenzaron a alzarse voces contra esos sacrificios, hasta que un sabio de la época dió con una solución.
Como la Luna debía seguir siendo alimentada había que seguir produciendo la energía necesaria, y, para no tener que sacrificar animales, debían producirla los seres humanos, pero no con su muerte, sino por medio de sus esfuerzos voluntarios y sufrimiento consciente.
A esta finalidad dedicaron tres edificios en cada comunidad
En el primero, sólo entraban los hombres, y, mientras estaban allí, se sometían a un régimen de esfuerzos y sufrimiento, esto bastaba para producir la energía necesaria, y, no sólo las guerras se detuvieron, sino que la esperanza de vida se amplió considerablemente.
En el segundo edificio entraban las mujeres durante el período, de este modo no enredaban en las cosas de los hombres, y dedicaban todo su tiempo a visualizar todo lo deseable para sus futuros hijos, en absoluta calma y soledad y sin ningún otro pensamiento en mente.
El tercer edificio se reservaba para los del "sexo del medio", como era gente que no iba a procrear y su desarrollo interno estaba bloqueado, se les dejaba a su aire siempre que no estorbaran en la vida común y para eso disponían de ese edificio.
No cuesta mucho ver los monasterios y escuelas cristianas detrás de esta escena, pero también hay antecedentes en la cultura Hindú, en la Azteca, en Egipto, etc.
Y mientras este sistema de cosas estuvo funcionando, al menos en algunas épocas y en algunas zonas, todo fueron beneficios para todos.
De donde se sigue que la alternativa al esfuerzo consciente y el sacrificio voluntario, es el esfuerzo inconsciente y el sacrificio involuntario.
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