Los Judíos están secuestrados por Yahvé que es tanto el dios de los Egipcios como el de los Judíos. Yahvé no es el verdadero Dios.
Yahvé es un dios engañador que simula ser un Eón, un Generador: Yahweh como tapadera para su dominación secreta de la Tierra. Los creyentes de las religiones dominantes que consideran a esta entidad como su Ser Supremo son ellos mismos delirantes. En su fe ciega, millones de personas están atrapados en la red de la locura de un dios impostor e involucrados en la violencia y la agresión de los Arcontes. En efecto, la agenda de Yahvé anima y respalda esta violencia, como cualquier persona sana puede verlo al leer unas pocas páginas del Antiguo Testamento. El pseudo-dios tiene que proteger su identidad y mantener su engaño. Para hacer aquello, persuade a sus devotos humanos a luchar en su nombre. Este particular dios-engañador es muy celoso y malévolo. Yahvé es un dios-engañador que simula ser un Eón, un Generador.
Este Yahvé entonces manipuló a un grupo de personas a quienes sacó de Egipto a otras tierras y les ordenó matar indiscriminadamente a todos los que ya vivían allí para tener la tierra para sí mismos. Sin embargo, fueron víctimas de la manipulación por parte de yahvé, que quería usarlos para propósitos muy egoístas. Este juego está sucediendo aún a día, pero en una forma modificada, por el sionismo jazaro de la dinastía de los Rothschild, que en realidad no se refiere a un pueblo específico. Básicamente, es conocida como una mafia financiera de control planetario.
El verdadero Dios del Universo, la Suprema Inteligencia, totalmente incognoscible en su totalidad por la mente humana, no anda exigiendo, como un amante celoso, que sus criaturas le rindan constantemente adoración, ritos o sacrifícios de sangre: en una lectura atenta y simple del Pentateuco nos encontramos enseguida con que el "dios" que allí se nos presenta —el Yahvé que se les manifestó a Abraham y a Moisés— es un individuo vengativo, cruel, encaprichado con un pueblo y feroz con los otros pueblos (que supuestamente también eran hijos suyos), celosísimo de otros Dioses (Dioses que por otro lado no existían, a juzgar por las mismas enseñanzas de Yahvé), intolerante, impaciente, in cumplidor de sus promesas, incansable demandador de sacrificios sangrientos (con los cuales no hacía más que imitar a los "falsos Dioses" de los otros pueblos), extraño en su manera de manifestarse, confuso y contradictorio en su mensaje a los hombres, absurdo en muchas de sus peticiones, errático en su manera de proceder, exigente, implacable en sus castigos, miope en cuanto a los otros habitantes del mundo; este nunca podría ser el verdadero Dios del Universo, la Suprema Inteligencia.
Veremos otra corta pero espeluznante historia de esas que la Biblia nos tiene acostumbrados y que nos hace reflexionar sobre lo cruel y déspota que puede ser el dios Bíblico Yahvé.
Veamos como resuelve Yahvé un pequeño problemita con un Israelita que no acató sus órdenes:
Números 15,32-36
15:32 Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo.
15:33 Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación;
15:34 y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer.
15:35 Y Yahvé dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento.
15:36 Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Yahvé mandó a Moisés.